viernes, 5 de julio de 2013

El Peso de Una Oración

EL PESO DE UNA ORACION

Louise Redden, una mujer pobremente vestida y con una expresion
de derrota en el rostro,   entro en una tienda de abarrotes. Se acerco
al dueno de la tienda, y de una forma muy humilde le pregunto si podia
fiarle algunas cosas. Hablando suavemente, explico que su marido estaba
muy enfermo y no podia trabajar, que tenian 7 hijos, y que necesitaban
comida.  John  Longhouse, el abarrotero, se burlo de ella y le pidio que
saliera de la tienda. Visualizando las necesidades de su familia, la mujer
le dijo:
“Por favor señor, le traere el dinero tan pronto como pueda”. “John le
 dijo que no podia darle credito, ya que no tenia cuenta con la tienda.
  Junto al mostrador habia un cliente que escucho la conversacion. El
cliente se acerco al mostrador y le dijo al abarrotero que el responderia por
 lo que necesitara la mujer para su familia. El abarrotero, no muy contento
 con lo que pasaba, le pregunto de mala gana a la senora si tenia una lista.
  Louise respondio: “ Si, senor!”. Esta bien, - le dijo el tendero ponga su
 lista en la balanza, y lo que pese la lista, eso le dare en mercancia.  Louise
penso un momento con la cabeza baja, y despues saco una hoja de papel de
 su bolso y escribio algo en ella. Despues  puso la hoja de  papel
cuidadosamente sobre la balanza, todo esto con la cabeza baja. Los ojos
 del tendero se abrieron de asombro, al igual que los del cliente, cuando el
 plato de la balanza bajo hasta el mostrador y se mantuvo abajo. El tendero,
mirando fijamente la balanza, se volvio hacia el cliente y le dijo:
Nopuedo creerlo! El cliente sonrio mientras el abarrotero empezo a poner
la mercancia en el otro plato de la balanza. La balanza no se movia, asi
 que siguio llenando el plato hasta que ya no cupo mas. El tendero vio lo
 que habia puesto, completamente disgustado.
Finalmente, quito la  lista del plato y la vio con aun mayor asombro. No
era una lista de mercancia, era una oracion que decia:
“Senor mio, tu sabes mis necesidades, y las pongo en tus manos”.  El
tendero le dio las cosas que se habian juntado y se quedo de pie, frente
a la balanza, atonito y en silencio.
Louise le dio las gracias y salio de la tienda. El cliente le dio a John un
billete de 50 dolares y le dijo: -Realmente valio cada centavo.  Despues,
 John Longhouse descubrio que la balanza estaba rota. En consecuencia,
solo Dios sabe cuanto pesa una oracion.


El poder de la oracion:
La oracion es uno de los mejores regalos gratuitos que recibimos.
No hay ningun costo pero si muchas recompensas. Continuemos
orando el uno por el otro para crear un mundo mejor.